Una vez el hombre se libró de las limitaciones físicas y pudo dedicar su tiempo al desarrollo del pensamiento y la filosofía comenzó a comprender el funcionamiento del mundo, no tuvo que pasar mucho tiempo para que encontrara el inmenso campo de las matemáticas. Los números, desde el 0 hasta el infinito, pasando por los irracionales (como pi), siempre han tenido un gran poder en la mente de las personas, y han representado diversas cosas para las culturas.
Durante sus primeros 300.000 años de existencia, el ser humano explicaba los fenómenos que le rodeaban (la lluvia, la muerte, la cosecha) mediante la magia y la influencia de los dioses. Así fue hasta que en la Antigua Grecia, alrededor del siglo VI a.C., comenzó una revolución, en busca de los principios básicos para comprender la naturaleza.
El pensamiento racional empezó a abrirse paso frente al mitológico; fue el despertar de la ciencia. La escuela pitagórica fue uno de los pilares de aquel estallido cultural y también la primera corriente filosófica en la que participaron y destacaron mujeres.
Pitágoras de Samos (569 a.C. – 475 a.C., aprox.) y sus seguidores pretendían descifrar los fundamentos de la realidad a través de los números, y en ese camino crearon la abstracción matemática. La matemática previa, desarrollada de manera empírica por egipcios y mesopotámicos, era una colección de reglas para cuestiones prácticas como dividir un terreno. Es posible que Pitágoras aprendiera de ellos en sus viajes, pero llevó la geometría y la aritmética más allá: fue el primero en observar que hay un conjunto de axiomas a partir de los cuales se pueden deducir el resto de razonamientos —mediante la demostración, que los pitagóricos establecieron como herramienta básica para construir el edificio de la matemática.

La matemática dejó de ser un medio, para convertirse en un fin en sí misma. Para los pitagóricos, la búsqueda del conocimiento era la forma de realizarse plenamente. En torno a esta idea crearon la comunidad pitagórica, que estaba dirigida también por principios éticos y morales, traducidos en una serie de normas dictadas por su líder. “Eran una comunidad cerrada, guiada por una estricta disciplina que marcaba desde su dieta, a su vestimenta y el momento adecuado para mantener relaciones sexuales”, asegura la historiadora clásica Sara Pomeroy en su libro Pythagorean Women: Their History and Writting.
EL NACIMIENTO DE LOS NÚMEROS